miércoles, 13 de septiembre de 2017

Consejos para combatir las distracciones durante la oración


Consejos para combatir las distracciones durante la oración







Un día mientras viajaba con un pobre granjero, San Bernardo mantenía sus ojos hacia abajo y rezaba en silencio. El granjero estaba confundido y le preguntó al Abad porque hacía eso. San Bernardo le contestó que lo hacía para mantenerse concentrado y evitar distraerse durante la oración. El granjero le dijo muy seguro de sí mismo: “yo nunca me he distraído durante la oración”. El santo objetó: "Me cuesta creerlo". Hagamos un trato. “Si usted puede decir el padre nuestro sin distraerse ni una sola vez, Le daré esta mula en la que voy montado. Pero si no lo consigues, deberá venir conmigo y convertirte en un monje". El campesino estuvo de acuerdo y comenzó a rezar: "Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea…", luego de detenerse un momento le preguntó al Abad: "...y eso incluye la montura y la riendas?"





Sí, debemos ser honestos con nosotros mismos, sabemos lo difícil que es mantenerse enfocado durante la oración. La buena noticia es que no estamos solos, hasta los santos han luchado con estas distracciones. 

Pero, ¿porque es tan difícil mantenerse concentrado durante la oración? ¿Si no podemos eliminar las distracciones, podemos al menos reducir enormemente que tan a menudo sucede? 

Para responder esta pregunta, deberíamos volver a ver algunas formas en las que nuestra cultura ha contribuido a arruinar nuestra atención y luego debemos examinar algunas sugerencias de los santos, mientras vemos algunas formas prácticas en las que podemos volver a enfocarnos. 

Primero aquí algunas estadísticas acerca de nuestro limitado foco de atención


  •  Promedio foco de atención en 2015: 8.25 segundos
  •  Promedio foco de atención en 2000: 12 segundos
  •  El promedio foco de atención de un pez dorado: 9 segundos
  •  Duración promedio de visualización de un video en internet: 2.7 minutos





No se necesita un experto para comprender que las causas detrás de nuestro decrecimiento en la capacidad de mantenernos concentrados. La velocidad del Internet y el aumento de uso de los teléfonos inteligentes nos han acostumbrado a mantener comunicación y entretenimiento instantánea. 

No debemos esperar para que alguien nos responda o pasar nuestras tardes hojeando las páginas de un libro dentro de una biblioteca. Incluso los paquetes son entregados a nosotros instantáneamente. Lo que solía tomar días, o meses, está todo hoy al alcance de presionar un botón. 

Desafortunadamente, esto nos ha llevado a querer tener la misma experiencia cuando oramos. Queremos que Dios actúe ahora y que las respuestas a nuestras oraciones simplemente “sucedan”. Lo que pasa en realidad es que la oración no sucede fácilmente y que estamos luchando para mantenernos concentrados en Dios. 

¿Entonces qué debe hacer una persona? ¿Debemos rendirnos? 


No. Debemos luchar y mantenernos luchando en contra de las distracciones. 


San Ammonas el Ermita dijo una vez: 







"Es en realidad esencial para un hombre tener luchas en contra de sus pensamientos si los velos tejidos de sus pensamientos y que cubren hasta su intelecto se van a extraer para permitirle a su vez dirigir su mirada sin dificultad hacia Dios y para evitar seguir la voluntad de sus pensamientos errantes". (Soluciones Santas).


Antes de entrar a una iglesia San Francisco de Asís solía decir: 






"Mundanos y frívolos pensamientos, quédense aquí en esta puerta hasta que regrese..." (Soluciones Santas).




Tal como San Bernardo y San Francisco lo sabían lo que debemos hacer es combatir las distracciones, debemos tomar medidas apropiadas para reducir las distracciones innecesarias y prevenir que nos alejen de nuestra conversación con Dios. 

A continuación algunos consejos prácticos de la iglesia, los santos y la naturaleza humana que nos pueden ayudar a combatir las distracciones: 

1.- Examine y determine sus prioridades 


Una de las razones por las que somos distraídos por algunas tareas que tenemos pendientes durante la oración, es porque no tenemos establecido nuestras prioridades y todo está en nuestra mente al mismo tiempo en un mismo nivel de importancia. Eso quiere decir que “Dios” y “la oración” reciben el mismo monto de atención como los proyectos del trabajo o las tareas del hogar. 

CIC 2729: La dificultad habitual de la oración es la distracción. En la oración vocal, la distracción puede referirse a las palabras y al sentido de estas. La distracción, de un modo más profundo, puede referirse a Aquél al que oramos, tanto en la oración vocal (litúrgica o personal), como en la meditación y en la oración contemplativa. Dedicarse a perseguir las distracciones es caer en sus redes; basta con volver a nuestro corazón: la distracción descubre al que ora aquello a lo que su corazón está apegado. Esta humilde toma de conciencia debe empujar al orante a ofrecerse al Señor para ser purificado. El combate se decide cuando se elige a quién se desea servir (cf Mt 6,21.24).”


Éste párrafo tan profundo del Catecismo nos recuerda de dos verdades importantes. La primera es resistir la tentación de combatir las distracciones durante la oración para eliminarlas. Como resultado pasamos nuestra oración enfocados en las distracciones y no en Dios. 

La segunda es establecer nuestras prioridades. Si colocamos la oración por delante de todas nuestras otras tareas que tenemos, nuestra mente sabrá cuál es lo más importante y se enfocará en eso. 



2.- Reduzca el hábito de ser “multi-tasking”. 


Si nos encontramos a nosotros mismos tratando de hacer múltiples actividades mientras oramos, es probable que sea un hábito nuestro de todo el tiempo. El problema con volvernos multi-tasking, es que terminamos haciendo un montón de actividades de manera pobre en lugar de hacer una de ellas de manera perfecta. Nuestra atención se diluye y nuestra mente se satura. No debería ser sorpresa que cuando nos sentamos para orar, no podemos evitar hacer más de una cosa y pensar en un millón de diferentes cosas al mismo tiempo. 

En lugar de esto, deberíamos de trabajar así reducir nuestro hábito de ser multi-tasking y solo enfocarnos en una actividad al mismo tiempo. 


3.- Ayuno de tecnología. 



Una gran forma de re-enfocar nuestra atención es hacer un ayuno de tecnología durante un día completo, o al menos medio día. 

Aleja el teléfono, la computadora y la televisión y mira que sucede. Si te encuentras a ti mismo sin saber qué hacer, da una caminata afuera y disfruta de la naturaleza. Es sorprendente como el mundo y la naturaleza pueden resetear nuestra atención y nos ayudan a sentirnos mucho más enfocados. 

Una práctica a considerar es ayunar de la tecnología una hora antes de la oración. Nuestra mente necesita algún descanso de toda estimulación y ayunar de la tecnología nos puede ayudar para aquietar nuestra mente para la oración. 


4.- Ora despacio y con mucho cuidado. 


Otra práctica que nos ayuda a mantenernos concentrados durante la oración es orar despacio y con cuidado. Muchas congregaciones religiosas instruyen a su comunidad para que oren la Liturgia de las Horas de esta forma. Es muy tentador orar el Padre Nuestro en 30 segundos o menos pero, ¿realmente es eso orar? Si nos enfocamos en las palabras que decimos y de manera deliberada, nuestra atención se pone en estas palabras, nuestra mente estará en capacidad de mantener su atención en esta tarea de manera sostenida



5.- Invoca la ayuda del Espíritu Santo 



Finalmente, pero no menos importante, pidamos la guía del Espíritu Santo. Dios debe ser la primera persona a la que pidamos ayuda, para evitar las distracciones. El espíritu Santo es nuestro intercesor y es El que nos enseña a orar. Justo como los apóstoles le dijeron a Jesús, “Señor enséñanos a orar”, también debemos pedir al Espíritu Santo por su ayuda.





Resumiendo… 

Para concluir, vivimos en un mundo donde el promedio de foco de atención es menos del de un pez dorado y eso impacta gravemente nuestra capacidad de oración. 

Debemos batallar y combatir las múltiples distracciones y descubrir qué es lo que nos está ayudando a mantenernos concentrados. Por encima de todo, debemos de llevar nuestra debilidad a Dios y pedirle su ayuda. 








Que dios los bendiga.

Intenciones de oración del Papa para septiembre




Intenciones de oración del Papa para septiembre


La Santa Sede difundió este viernes el noveno video de las intenciones de oración del Papa Francisco, correspondiente al mes de septiembre de 2017, en el que pide rezar por las parroquias

“Pidamos por nuestras parroquias, para que no sean oficinas funcionales, sino que animadas por un espíritu misionero, sean lugares de transmisión de la fe y testimonio de la caridad”, es la intención de oración del Papa para este mes. 

En el mensaje del video, el Santo Padre afirma que “las parroquias tienen que estar en contacto con los hogares, con la vida de la gente, con la vida del pueblo. Tienen que ser casas donde la puerta esté siempre abierta para salir hacia los demás. Y es importante que la salida siga una clara propuesta de fe”

“Se trata –indica Francisco– de abrir las puertas y dejar que Jesús salga afuera con toda la alegría de su mensaje”. 

Por ello, pide que se rece por las parroquias, para que puedan desempeñar esa función pastoral y de caridad
























































Que dios los bendiga.

¿En qué lugar de la Biblia dice que hay que bautizar niños?



¿En qué lugar de la Biblia dice que hay que bautizar niños?





Pregunta: 


Muchas sectas se oponen al bautismo de los niños, y suelen preguntar a los católicos en qué lugar de la Biblia sale que se pueda o se deba bautizar a los niños. A esto, muchos católicos no saben responder. Por ejemplo, una joven madre católica casada con un protestante me escribía: 

Yo soy católica, y mi esposo es cristiano apostólico; él quiere que vea la verdad en su iglesia, y yo quiero que vea que la iglesia católica es la verdadera, pero no sé cómo demostrárselo. Él siempre se basa en la Biblia, y dice que nosotros no, yo asisto a su iglesia algunas veces  y me doy cuenta que su doctrina está un poco equivocada, porque no creen en la Trinidad ni en santos, y menos en la Virgen. Tenemos un hijo de 8 meses, y yo lo quiero bautizar, pero él quiere que decida cuando sea grande; no sé qué hacer para demostrarle que debemos bautizar a los bebés.





Respuesta: 




Ya hemos insistido mucho en que no todo tiene que estar en la Biblia, pues ésta es sólo una de las dos fuentes de la Revelación, junto con la Tradición que transmite, entre otras cosas, al mismo texto revelado (la Biblia). De todos modos, hay testimonios bíblicos, aunque no sean directos. 

Digamos, ante todo, que efectivamente la Iglesia sostiene como de fe definida que “es válido y lícito el bautismo de los niños que no tienen uso de razón”. El magisterio tuvo que definir esto recién en el Concilio de Trento (siglo XVI), cuando una de las primeras sectas desprendidas de la reforma luterana, la de los anabaptistas (conocidos también como “rebautizantes”), introdujo la costumbre de repetir el bautismo cuando el individuo llegaba al uso de razón (por negar la validez del bautismo de los mismos mientras eran niños)[ 1]. (Antes de éstos, también habían negado la capacidad de los niños para recibir el bautismo, los valdenses y los petrobrusianos en el siglo XII; pero sin tanta repercusión). Los mismos reformadores conservaron el bautismo de los niños por influjo de la tradición cristiana, aunque tal bautismo fuese incompatible con su concepción de los sacramentos (que exige siempre de parte del que lo recibe un acto consciente). Lutero intentó resolver la dificultad suponiendo arbitrariamente que, en el momento del bautismo, Dios capacita a los párvulos de manera milagrosa para que realicen un acto de fe fiducial justificante. Algunos protestantes modernos, como K. Barth, han criticado esta práctica (por tanto, en contra de la misma práctica protestante), exigiendo que se corrija ese contrasentido que se verifica dentro del protestantismo y se sustituya el actual bautismo de los niños por otro aceptado con responsabilidad por parte del bautizando. 

Para la doctrina católica, no hace falta el acto personal de fe del que se bautiza cuando éste es un niño, al igual que en un loco que no tiene y nunca tendrá uso de razón, porque Dios a cada uno le exige, para su salvación, los actos de los que es capaz por su naturaleza particular (por eso, un adulto que ha llegado al uso de razón sin bautizarse, no puede ser válidamente bautizado si no hace un acto libre y personal de fe; pero esto no sucede con el niño, pues éste, por su naturaleza –o sea, su edad– es incapaz de tal acto). No es que no haga falta un acto de fe, mas éste no es necesariamente un acto personal del niño que recibe el bautismo, sino que es el acto de fe de la Iglesia; por eso en el rito del bautismo de niños, se les pregunta a los padres y padrinos, en el momento antes de bautizar al párvulo (y después de haber sido todos –padres y padrinos y testigos– interrogados sobre la fe católica): “¿Queréis que N.N. sea bautizado en la fe de la Iglesia que juntos acabamos de profesar?”[ 2]. 





La Sagrada Escritura no nos permite probar con plena certeza, pero sí con suma probabilidad, el hecho del bautismo de los párvulos. Cuando San Pablo (cf. 1Co 1,16) y los Hechos de los Apóstoles (16,15.33; 18,8; cf. 11,14) nos hablan repetidas veces del bautismo de una “casa” (= familia) entera, debemos entender que en la palabra “casa”, están comprendidos también los hijos pequeños o, por lo menos, no lo podemos negar (¿dónde dice que en esa familia no hubiese niños pequeños o que ellos no fueron bautizados?). 

Esto, además, se refuerza por cuanto el bautismo fue considerado por los primeros cristianos (incluso por los apóstoles) como la sustitución del rito de la circuncisión (San Pablo habla de la circuncisión de Cristo, por ejemplo en Col 2,11), la cual se practicaba con los niños a los pocos días de nacer; igualmente la iniciación de los prosélitos en el judaísmo tardío se practicaba también en los párvulos. 

Según Hch 2,38s, el don del Espíritu Santo, que se recibe por el bautismo, no solamente se prometió a los oyentes de Pedro sino también a sus hijos. Por éstos se pueden entender, naturalmente, en un sentido amplio, todos los descendientes de aquellos que estaban oyendo al apóstol. 

¿Cuál es la razón teológica para sostener que los niños sin uso de razón (párvulos), a pesar de no poder hacer un acto de fe personal, reciben válidamente el bautismo? Esto se funda en la eficacia objetiva de los sacramentos y se justifica por la universal voluntad salvífica de Dios (cf. 1Tim 2,4), que se extiende también sobre los niños que no han llegado al uso de razón (cf. Mt 19,14), y por la necesidad del bautismo para alcanzar la salvación (cf. Jn 3,59). 

Algunos usan el texto de 1Co 7,14 como objeción contra el bautismo de los niños. Allí dice San Pablo: 



Pues el marido no creyente queda santificado por su mujer, y la mujer no creyente queda santificada por el marido creyente. De otro modo, vuestros hijos serían impuros, mas ahora son santos.




Como aquí San Pablo llama “santos” a los hijos de matrimonios mixtos (entre cristiano/a y pagano/a), no permite concluir que esos niños no tengan necesidad de recibir el bautismo, del mismo modo que nadie entiende en el mismo versículo que el cónyuge pagano quede santificado de modo automático por casarse con un cónyuge cristiano, sin que necesite, por tanto, bautizarse en caso de reconocer que el cristianismo es la verdadera religión. 





Si vamos a la tradición cristiana, vemos que hay testimonios del bautismo de niños desde los primeros tiempos. Por ejemplo, Policarpo, en las actas de su martirio (en torno al año 160) afirma: “hace ochenta y seis años que le sirvo (a Jesucristo)”, con lo que se deduce que Policarpo fue bautizado (a eso se refiere el santo obispo de Esmirna) hacia el año 70 en edad juvenil[ 3]. San Justino en su Primera Apología habla de muchos, hombres y mujeres, de sesenta y setenta años “que desde su infancia eran discípulos de Cristo”, o sea que fueron bautizados siendo niños en torno a los años 85 al 95 (cuando todavía estaba vivo el apóstol Juan)[ 4]. 

Según Hch 2,38s, el don del Espíritu Santo, que se recibe por el bautismo, no solamente se prometió a los oyentes de Pedro sino también a sus hijos. Por éstos se pueden entender, naturalmente, en un sentido amplio, todos los descendientes de aquellos que estaban oyendo al apóstol. 


¿Cuál es la razón teológica para sostener que los niños sin uso de razón (párvulos), a pesar de no poder hacer un acto de fe personal, reciben válidamente el bautismo?



Esto se funda en la eficacia objetiva de los sacramentos y se Otros testimonios directos de la práctica eclesiástica de bautizar a los niños, los encontramos en San Ireneo[ 5], Tertuliano[ 6], Hipólito de Roma[ 7], Orígenes[ 8] y San Cipriano[ 9], y en los epitafios paleocristianos del siglo III, algunos de los cuales se pueden leer en las catacumbas de Roma hasta el día de hoy. Orígenes funda la práctica de bautizar a los niños, en la universalidad del pecado original, y afirmaque tal costumbre procede de los apóstoles. Un sínodo cartaginés presidido por Cipriano (entre el 251 al 253), desaprobó el que se dilatase el bautismo de los recién nacidos hasta ocho días después de su nacimiento, y dio como razón que “a ninguno de los nacidos se le puede negar la gracia y la misericordia de Dios”. Desde el siglo IV va apareciendo, sobre todo en Oriente, la costumbre de dilatar el bautismo hasta la edad madura o, incluso, hasta el fin de la vida. San Gregorio Nacianceno recomienda como regla general la edad de tres años[ 10]. Las controversias contra los pelagianos hicieron que se adquiriera un conocimiento más claro del pecado original y de la necesidad de recibir el bautismo para salvarse, lo cual sirvió para extender notablemente la práctica de bautizar a los niños pequeños. 



Fuente: Miguel A. Fuentes, ¿En dónde dice la Biblia que…?, Respondiendo las principales objeciones de las sectas y de los protestantes, EDVE, San Rafael 2005, pp. 171-177. 

Bibliografía

Hamman, El bautismo y la confirmación, Barcelona 1970; 

Torquebiau, Baptême en Occident, DDC, II, col. 110-174; 

Herman, Baptême en Orient, DDC, II, col. 174-201; 

Schmaus, Teología dogmática, tomo VI (Los sacramentos), Rialp, Madrid 1963; 

C. Didier, Le baptême des enfants. Considérations théologiques, en: “L’Ami du Clergé” 76 (1966), pp. 157-159; 193-200; 497-516. 

[ 1] Cf. DS 1626; también 1514. 

[ 2] Cf. Tomás de Aquino, Suma Teológica, III, 69, 8 ad 2. 

[ 3] Se puede ver el texto en: Padres Apostólicos, BAC, Madrid, 1979, IX,3; p. 679. 

[ 4] Este hermoso testimonio puede verse en: Justino, Apología I, 15,6; en: Padres apologetas griegos, dirigido por Daniel Ruiz Bueno, BAC, Madrid 1979, p. 196. 

[ 5] Cf. Ireneo, Adversus haereses, II, 22,4. 

[ 6] Cf. Tertuliano, De baptismo 18. 

[ 7] Cf. Hipólito Romano, Traditio apostolica. 

[ 8] Cf. Orígenes, In Lev. hom. 8, 3; Comm. in Rom 5, 9. 

[ 9] Cf. Cipriano, Ep. 64,2. 

[ 10] Cf. Gregorio Nacianceno, Oratio 40,28.
 






Que dios los bendiga.

martes, 12 de septiembre de 2017

¿Por qué septiembre es el mes de la Santa Biblia?





¿Por qué septiembre es el mes de la Santa Biblia?


Septiembre es el mes de la Biblia y la Iglesia Católica llama a la población a reavivar su compromiso con la Palabra de Dios.



Durante todo el mes de septiembre, la Iglesia celebra el mes de la Santa Biblia y presta especial atención a la Palabra de Dios contenida en las Sagradas Escrituras. 

La primera exhortación apostólica del Papa Francisco: "La alegría del Evangelio" contiene material valiosopara celebrar encuentro de oración alrededor de la Palabra de Dios. 



¿Por qué celebramos la Biblia en septiembre? 



Para nosotros, los Cristianos Católicos, septiembre es el mes de la Biblia porque el día 30 de septiembre es el día de San Jerónimo, el hombre que dedicó su vida al estudio y a la traducción de la Biblia al latín

San Jerónico nació en Dalmacia, cerca del año 340 y murió en Belén el 30 de septiembre de 420. San Jerónimo tradujo la Biblia del griego y el hebreo al latín. 

La traducción al latín de la Biblia hecha por San Jerónimo, llamada la Vulgata (de vulgata editio, "edición para el pueblo" ), ha sido hasta la promulgación de la Neovulgata en 1979, el texto bíblico oficial de la Iglesia católica romana. 

En este mes, la Iglesia Católica llama a la población a reavivar su compromiso con la Palabra de Dios.


La Nueva Evangelización nos exige este conocimiento de la Palabra para afrontar los nuevos desafíos. En una realidad que cambia constantemente y es necesario sembrar en ella la semilla del Evangelio, para que el mensaje de Jesús llegue a ser una interpretación válida, comprensible, esperanzadora y relevante para la vida del hombre y de la mujer de hoy

La intención, es que, durante este mes, en todas las comunidades cristianas o grupos familiares, se desarrollen algunas actividades que nos permitan acercarnos mejor y con más provecho a la Palabra de Dios

La palabra de Dios se configura como alimento espiritual para la vida de todo Cristiano. Los mensajes, parábolas y vivencias contenidas en la Biblia nos permiten entender y comprender la gran obra de salvación de Jesucristo. 




¿Qué dijo el Papa Francisco sobre la Biblia? 



"Nosotros los cristianos tenemos que tener un único objetivo en nuestra vida de fe y es poner la Biblia en el centro de nuestra vida cristiana para que ella sea una brújula, pero también para que ella sea como la primavera de nuestra vida espiritual, para que ella sea la que nos indique el camino a seguir, pero sobre todo porque como decía San Jerónimo: quien desconoce la escritura desconoce la persona de Jesús".





¿Qué dice el Catecismo? 


La Biblia es alimento de la vida espiritual, y todos los cristianos deben tener un fácil acceso a la Sagrada Escritura (Cat. 131). Es el alma de la teología, la predicación y la catequesis (Cat. 132) 

La Iglesia recomienda la lectura “asidua” (frecuente, cotidiana) de la Sagrada Escritura. Desconocerla, es desconocer a Jesús. En cambio, quienes la disfrutan, adquieren la mente de Cristo (Cat. 133. Comp. 24) 

Esperemos que el Espíritu Santo haga que algunos de estos elementos nos toquen la mente y el corazón, y nos ayuden a acercarnos al libro más leído en la historia de la humanidad, en el cual el Padre Celestial sale a dialogar con sus hijos (Cat. 103), y del que se conservan los manuscritos más cercanos al original. Y a través de él conocer, amar y seguir a Jesús, que es lo propio del cristiano. 

San Juan Pablo II, nos dejó además unas palabras hermosas sobre esta celebración de la Biblia en Septiembre: 

"Los católicos durante el mes de septiembre debemos dedicarlo a impulsar el conocimiento y divulgación de los textos bíblicos con mayor énfasis, ya que quien se llame cristiano tendría que conocer la historia de la salvación y la Palabra de Dios, interpretadas auténtica y fielmente por el Magisterio de la Iglesia."



Métodos para leer la Biblia y sacarle el mejor provecho 




Lectio Divina 

Es una celebración de la Palabra que se remonta a tiempos antiquísimos y su método se atribuye al monje Orígenes. Se puede celebrar en comunidad, en familia o de modo individual. 

La Lectio Divina o lectura orante de la Biblia consiste en el estudio de la Palabra en un dialogo íntimo con Dios. 

  • Lectura del texto Bíblico

Relectura, búsqueda de términos complicados y reconstrucción imaginaria de los hechos tal y como son descritos letra a letra. 

  • Meditación

Consiste en el análisis del mensaje de Salvación que el texto ofrece y la enseñanza para la vida que contiene. 

  • Oración

Es la respuesta que das a Dios después de haber escuchado su Palabra, el ofrecimiento de tu vida y la solicitud de su misericordia siempre en sintonía con el mensaje leído 

  • Contemplación

Es la cuestión de interiorizar el mensaje, es preguntarse que quiere Dios de mi con este mensaje de Salvación, ¿a qué voy a comprometerme?

Si la Lectio Divina se hace en casa, se recomienda estar libre de distracciones y crear un clima de santidad; realizarlo frente a un crucifijo, con una vela encendida y comenzando con un acto penitencial y la invocación al Espíritu Santo. 





Recomendaciones para leer la Biblia 


  • Orar al Espíritu Santo para recibir su luz y entendimiento.
  • Leer con humildad, no pretendiendo tenerlo ya todo entendido.
  • Interpretar según la Iglesia. La humildad exige que se pregunte y estudie.
  • Leer la Biblia con frecuencia para beber mas de la fuente.
  • Leer con el fin de amar y obedecer mas a Dios y amar mas al prójimo
  • No buscar en la Biblia ciencia natural sino un mensaje espiritual.





Pregunta en tu parroquia que actividades se desarrollarán durante este mes e intégrate a las celebraciones, retiros espirituales, sesiones de estudio, etc. que te ofrezcan, no desperdicies nada de la riqueza que puedes llegar a poseer en el estudio de la Biblia en el seno de la Iglesia que la escribió

Es tan grande el poder y la fuerza de la palabra de Dios, que constituye sustento y vigor de la Iglesia, firmeza de fe para sus hijos, alimento del alma, fuente límpida y perenne de vida espiritual. 









Que dios los bendiga.